Erina encontró una manera de salir del “pozo de la desesperación”
Adoptada por padres amorosos, siendo ella una sobreviviente milagrosa de problemas cardíacos infantiles, Erina Deotte sabe que Dios la ama, incluso en medio de su lucha contra la depresión. A Erina le dieron seis meses de vida después de haber nacido con un trastorno del ventrículo cardíaco, pero hoy, a los 17 años de edad, ella atribuye su supervivencia a “un milagro del Señor.” “Dios proveyó todo para mi familia, desde los boletos de avión hasta la habitación en la casa de Ronald McDonald, inclusive un médico cristiano y enfermeras bajo cuyo cuidado estuve”, dice Erina.
Había sido una dura prueba de la fe en Dios de sus padres adoptivos pero permanecieron fuertes y fueron capaces de animar a Erina a entregar su vida a Jesús siendo una niña pequeña. “A mis pequeños 6 años de edad estaba tan entusiasmada con las buenas noticias de Jesús que les decía a todos que podía, e incluso guié a varios de mis amigos a conocerlo”, dice ella. Durante los años siguientes Erina sintió un creciente deseo de ser misionera en el extranjero, pero su confi anza para perseguir este sueño fue sacudido después de una tragedia personal. “El temor de incapacidad se profundizó hasta convertirse en depresión cuando mi mejor amiga desde los seis años se suicidó de la nada. Aunque no fue mi culpa y no había nada que yo pudiera hacer, me culpaba a mí misma y pensaba que Dios no me podía usar a causa de mi miedo “, explica.
Esforzándose para avanzar a pesar de estos temores, Erina viajó a Brasil para “marcar una diferencia en el nombre de Jesús”, pero su pasión por Dios se redujo rápidamente cuando ella regresó a su país. “Tuve una pelea con un buen amigo y herí a varios más. Me sentía sola, buscando atención desesperadamente y amor, y no encontraba luz en el mundo “, explica. Pensamientos suicidas pronto surgieron a la medida que su depresión se profundizaba. “Había algo que siempre me impedía el suicidio: Dios – pero yo no lo sabía en ese momento”, añade. Un mes después, su novio de la escuela secundaria terminó la relación, rompiendo su corazón y Erina fue empujada hasta el borde del precipicio, donde envió un mensaje de texto a su mejor amiga, diciendo: “No puedo seguir con esto”.
Afortunadamente, la mañana siguiente, ella recuerda: “Yo tenía un mensaje de mi mejor amiga, y ella me recordaba de su amor, el de mis amigos, mis padres, mi hermana, y lo más importante, el que Dios tenía para mí. “Si yo no hubiera leído ese mensaje de texto, yo no estaría viva para contar mi historia. Seguí adelante, pero esta vez con mi mejor amiga a mi lado, trabajando juntos para volver al camino con Dios “.
Erina compartió honestamente sus luchas con los líderes y su pastor de jóvenes en un campamento cristiano, pero incluso cuando se sentía más cerca de Dios y de sus amigos, ella no entendía por qué todavía estaba dolida y odiándose a sí misma. Tres semanas antes de otro viaje de misionero a Sudáfrica, Erina recuerda que Dios intervino a través de un predicador en un campamento juvenil, que compartió acerca de lo que ella había estado rechazando todo este tiempo: el perdón de Dios. “No pensé que era digna del perdón a causa de las cosas que yo había hecho. Lloraba mientras el predicador concluía con su mensaje. Nunca había pensado que yo, pequeña, deprimida, quebrantada y asustada, jamás podría ser perdonado por el Dios del universo.
“Cada vez que había sentido amor, cada vez que fui impedida de terminar con mi vida, cada vez que sentía haber visto una luz al fi nal del túnel, lo había acreditado a las obras humanas, pero todo este tiempo había sido Dios, llamándome de nuevo hacia Él.” El ir a Sudáfrica con esta nueva esperanza habitando en su interior, Erina sintió el fluir del amor incondicional de Dios a través de ella hacia los niños con los que trabajaba y pronto decidió retomar aquel compromiso de misionar en el exterior. Después de aprender a mostrar el amor de esta manera, Erina dice: “El vacío que tenía en mi corazón ahora está lleno hasta el borde y vertiendo
hacia los demás con el conocimiento del amor eterno de Dios.” A pesar de su lucha con la depresión, Erina dice que no duda de que Dios tiene el mejor plan para su vida. “A pesar de que estaba herida y en un pozo de desesperación, Dios usó mi depresión y mi quebrantamiento para que pueda ayudar a los demás, que sufren como sufría yo, a relacionarse con Dios; Él usará mi experiencia para bien. “Gracias a Jesús todavía estoy viva. Y no importa lo que yo diga, lo que crea o lo que haga, estoy en bancarrota sin el amor de Dios. Dios es amor, y Él siempre guiará a sus hijos a través de las dificultades para la gloria de su nombre”. ●
FUENTE: Periódico El Desafío (http://challengenews.org/us-