Campeóna del Mundo encuentra más en la vida que la fama deportiva.
La dos veces campeón del mundo de wakeboard profesional, Emily Copeland Durham se enfrenta a una fuerte competencia con niñas tan jóvenes como ella lo era la primera vez que empezó a competir, pero todavía se le conoce como la Primera Dama de Wakeboard.
La cuatro veces campeóna del Tour profesional de wakeboard, que ha ganado otros títulos, tales como el Gravity Games y los X Games, también diseña tablas de wakeboard para Ronix, una empresa de la que es parcialmente dueña. Sin embargo, Emily casi no practicó el deporte en el que ha estado compitiendo por los últimos 14 años. Al crecer en Colorado, Emily se centró en la gimnasia y no tenía tiempo para otros deportes. No fue hasta que sus hermanos se fueron a Florida para hacer wakeboard que Emily fue persuadida a intentarlo.
Al comprobar que su entrenamiento de la gimnasia le permitió aterrizar sobre la tabla con facilidad tras un salto, Emily adoptó el wakeboard con naturalidad, lo que llevó a su hermano a animarla a perseguir esto como un deporte. En realidad, fue la perspectiva de conseguir ropa gratis de parte de los patrocinadores lo que primero atrajo a Emily al circuito profesional. Esto requería que ella y su hermano se muden a vivir en Florida durante la mitad del año, ya que en Colorado hacía demasiado frío para hacer wakeboard.
Fue entonces cuando Emily comenzó a luchar con la idea de una vida cristiana. “De hecho, acepté a Jesús en mi corazón a una edad muy joven. Yo tenía cuatro años “, explica Emily, cuyo concepto inicial de la fe era que Jesús la dejaría ir al Cielo.
A medida que fue creciendo, se dio cuenta de que había mucho más en la vida cristiana que creer en Dios para evitar irse al infterno.
“Creo que cuando era un adolescente realmente empecé a entender acerca de tener una relación con Jesucristo y querer vivir mi vida para Él, no por lo que podía recibir a cambio de mi fe, no porque iría al cielo, sino en realidad porque lo amo y quiero agradar a Dios y yo quiero vivir mi vida para él.
“Estoy agradecida de que hay un Dios que ve más allá de mi egoísmo y mi pecado y que Él eligió enviar a Su Hijo a morir por mí en la cruz para darme otra oportunidad y que yo pudiera conocer su perdón.”
Vivir como una cristiana era una lucha para Emily, que a los catorce años se encontró en Florida, lejos de sus amigos cristianos de la escuela, de la familia y la iglesia. Ella no habló de su fe con otras personas hasta que la revista Waterski publicó un artículo en la que habló de Dios. “Fue entonces cuando decidí que no quería ser una hipócrita, así que si iba a hablar públicamente de mi fe, entonces tenía que vivir conforme a mi fe”, dice Emily.
“Creo que la salvación es como un proceso – que es un paso de fe en que profesas con tu boca y crees en tu corazón que Jesús es el Señor … es un momento que te cambia la vida, pero al mismo tiempo, es un caminar con Dios cada paso del camino a partir de ese momento.”
“Conocer a Jesús y tenerlo a Él en mi vida ha cambiado, deftnitivamente, mi punto de vista de tantas maneras, porque sé que hay mucho más en la vida que sólo el wakeboard. Sé que si salgo en el último lugar en una competición, mi Dios me ama tanto como si obtuviera el primer lugar.
“Así que creo que me mantiene con los pies sobre la tierra, me ayuda a darme cuenta de que tal vez tengo este talento, pero todo lo que tengo realmente viene de Dios y que nada de esto es realmente gracias a lo que puedo hacer. Ella anima a los cristianos a no ser hipócritas en su fe, sino para amar a los demás y aceptarlos “por lo que son, no por lo que hacen.”
FUENTE: Periódico El Desafío (http://challengenews.org/us-es/)